Cuando empecé en la repostería tuve muchos problemas.
Quería aprender, ir rápido, pero realmente me di cuenta que no era tan fácil como pensaba.
Por un lado, había gente experta que me decía cómo hacerlo y por otro lado, las tiendas me recomendaban productos totalmente distintos.
El resultado es que la mayoría de las veces tenía una expectativa que no lograba hacer realidad.
Recetas que no me salían como me había dicho y productos que no funcionaban como prometían. Realmente estaba perdida.
Y aprendí con prueba y error.
El camino fue largo, pero me hizo aprender con mi propio sistema.